Pléyade 32. Sociedades algorítmicas y sus resistencias desde Latinoamérica y el Caribe

Envíos hasta: 31 de marzo de 2023. 

"Sociedades algorítmicas y sus resistencias desde Latinoamérica y el Caribe"

La combinación de bases de datos masivas y procesos (o algoritmos) computacionales ha sido incorporada en casi todas las instituciones sociales en la actualidad. La información almacenada en esas bases se compone de datos extraídos de nuestras actividades diarias, que registran variaciones en nuestra salud, hábitos alimenticios, mercancías preferidas, productos culturales predilectos y casi cualquier otra actividad vital humana y no-humana. Esta información es recolectada a través de una multitud de dispositivos que van desde teléfonos celulares y relojes hasta “textiles inteligentes”, así como el software utilizado en redes sociales y aplicaciones móviles.

Esta ingente cantidad de información es vista como una valiosa mercancía por actores corporativos, los que generan ganancias a través de la previsión de futuros bienes de consumo a partir de dichos datos. Por ejemplo, empresas como Google o Amazon han trascendido sus operaciones iniciales (navegador de internet y página de comercio, respectivamente) para diversificarse en campos donde se producen enormes cantidades de datos diariamente, como en la educación (Google Classroom, Amazon Web Service Educate, Amazon Education’s LMS integrated store), así como también en la salud (Amazon Web Service Healthcare Accelerator, Google Cloud Healthcare).

Estas transformaciones han generado optimismo en gobiernos y corporaciones. Proyectos de infraestructura digital como la construcción de cables submarinos para lograr la conexión digital, son anunciados como eventos históricos que producirán desarrollo económico y social. No obstante, esta visión universalista y extremadamente optimista debe ser contrastada con la desigualdad existente, así como con las inequidades que estos mismos proyectos generan.

En Latinoamérica, la datificación de la educación se expresa de distintas formas. Primero, se observa una tendencia a digitalizar y virtualizar los espacios y procesos educativos, fenómeno que se ha agudizado durante la pandemia y que extiende el alcance de la vigilancia digital hacia el aula. En este respecto, las propuestas en la región aún se encuentran enfocadas en las necesidades de conectividad, mientras que el análisis crítico respecto de los mecanismos de conectividad y las implicancias de la misma sigue pendiente. En segundo lugar, es evidente la construcción de infraestructuras digitales regionales para la investigación académica crecientemente integradas a infraestructuras europeas, como es el caso de RedCLARA, una organización intergubernamental e interinstitucional que promueve la utilización de plataformas de colaboración federadas a través de redes, y que gestiona un cable submarino que conecta centros de investigación de Europa y América Latina.

La salud también produce información diaria a través de diversas fuentes como sensores biomédicos, información genómica, información general de la salud (historiales médicos electrónicos, seguros médicos, etcétera), información de redes sociales para contactar al paciente, así como de un creciente mercado de dispositivos y software que permiten el cuidado de la salud en tiempo real. El monitoreo constante de la salud personal lleva a reconsiderar la extensión de la vigilancia, e incluso su propio significado. En efecto, con el constante monitoreo de nuestra salud sin intervención directa de un profesional médico, tendemos a incrementar la “vigilancia del yo” (self-surveillance), es decir, la recolección activa de información sobre nosotros mismos con el objetivo de alcanzar un mejor autoconocimiento y autooptimización.

En el contexto del capitalismo financiero y la expansión del uso de big data, vemos que la generación de tales enormes cantidades de datos se sostiene, en parte, mediante mecanismos de vigilancia masiva y continua. Además de abrir interrogantes respecto de la privacidad y la democracia, esto ha generado preocupaciones por la expansión de los aparatos de persecución y criminalización, los que profundizan la violencia hacia grupos históricamente oprimidos bajo lógicas coloniales, capitalistas, racistas, nacionalistas, patriarcales y capacitistas (discriminacion a personas con discapacidad).

A su vez, la economía política de las sociedades digitalizadas maximiza las posibilidades de utilizar la tecnología para modificar formas de trabajo y no-trabajo mediante la redefinición misma de “trabajo” y “trabajador o trabajadora”. La denominada "gig economy" –que consiste en la provisión remota de una amplia variedad de servicios mediados por plataformas digitales– no viene unicamente a modificar mecanismos de extracción, explotación y expropiación, sino que también reproduce y amplifica lógicas históricas de control y gestión para la acumulación capitalista.

Similarmente, la implementación de técnicas matemáticas de optimización en áreas como la salud, la educación, la justicia criminal y las finanzas, ha intensificado el dominio de lógicas actuariales (vale decir, de métodos estadísticos de cálculo de riesgo) y la automatización en los procesos de toma de decisiones. Así, somos testigos de la automatización de decisiones en ámbitos tan variados como créditos y préstamos bancarios, acceso a derechos estatales, prestaciones de salud, e incluso postulación a empleos o derechos carcelarios como acceso a libertad vigilada, por solo mencionar algunos. Si bien muchas de estas tecnologías están recientemente instaladas o en proceso de instalación, ya es posible observar algunas de las consecuencias que han traído consigo en términos de expansión de inequidades existentes a nivel individual, grupal y global.

Las consecuencias de esta deriva para las Humanidades y las Ciencias Sociales recién se vienen estudiando en profundidad. Muchos de los procesos mencionados han sido abordados desde perspectivas críticas bajo conceptos como capitalismo de plataformas, capitalismo de datos, capitalismo de la vigilancia, capitalismo de la información, colonialismo de datos o colonialismo digital, por mencionar algunos. Estas aproximaciones refieren a nuevas dinámicas de organización social basadas en la extracción y mercantilización de datos, entre otros tipos de extractivismos digitales y nuevas formas de acumulación. Desde esta perspectiva, por ejemplo, el uso de big data y algoritmos se puede concebir como una herramienta para consolidar los mecanismos de opresión mencionados anteriormente.

A su vez, se da cuenta de un imperialismo lingüístico (de textos y códigos) y tecnológico (de software, hardware y network), que implican la reconceptualización de la noción central de “texto” para las disciplinas humanísticas. Esto trae una serie de drásticos reacomodos en la forma en que pensamos las relaciones entre las entidades que se generan en el intercambio comunicativo y que son expresión de distintas fuerzas en tensión en el contexto del imperialismo lingüístico, los extractivismos digitales y las resistencias y reapropiaciones locales.

Estas aproximaciones nos invitan a observar histórica y geopolíticamente estos fenómenos y sus resistencias, trazando continuidades de larga data para entender fenómenos contemporáneos. Estas resistencias y apropiaciones tecnológicas se cobijan bajo una diversidad de luchas emergentes como activismos y resistencias hacker, feminismos indígenas anarquistas, literatura afrofuturista, organizaciones de trabajadores de la economía digital y movimientos por software de código abierto, por mencionar algunas.

La presente convocatoria busca contribuir a estos debates a través de una colección de artículos que analicen críticamente, desde América Latina y el Caribe, los distintos procesos que son parte de estas “sociedades algorítmicas”. Para ello, convocamos al envío de artículos que aborden alguna de las siguientes temáticas, u otras relacionadas:

Idiomas: Inglés, portugués y castellano
Fecha de publicación: enero 2024

Editores invitados:

Mario S. Portugal Ramirez, Departamento de Resolución de Conflictos y Seguridad Humana, Universidad de Massachusetts (Boston, Estados Unidos).

Roberto Pareja, Universidad de Cergy París, proyecto MEDET-LAT.

Francisca Gómez Baeza, Departamento de Sociología, Universidad de Washington (Seattle, Estados Unidos).

Ver Coloquio "Sociedades algorítmicas y sus resistencias desde América Latina y el Caribe"